domingo, 26 de noviembre de 2006

LAS PISTAS DEL SEGUNDO VUELO.

UNA.
El diario brasileño del Estado de San Pablo “O Estado” publicaba en enero de 1983 una entrevista a un integrante de los servicios de seguridad de la Argentina, cuya identidad no era revelada. En el curso de la nota, ese represor manifestaba que una niña hija de una pareja de uruguayos secuestrados en Buenos Aires en el año 1976, había sido adoptada por otro integrante de las fuerzas de seguridad que actuaba con el entrevistado en la misma base de operaciones.
De los menores que habían quedado desaparecidos a partir de la acción coordinada de las dictaduras de ambos lados del Plata contra el Partido por la Victoria del Pueblo, sólo dos eran niñas: Mariana Zaffaroni y Eva Lucia Julién Grisonas. Esta última había sido ubicada en la ciudad chilena de Valparaíso, por lo que de ser verdad lo dicho en el reportaje, sólo podía tratarse de la hija de María Emilia Islas y Jorge Zaffaroni Castilla desaparecidos el 23 de setiembre de 1976.
Integrantes de la familia Zaffaroni, que se encontraban radicadas en Brasil, leyeron la nota periodística se entrevistaron de inmediato con el periodista que había realizado la nota con el ex militar con el objetivo de saber algo más sobre la niña hija de uruguayos apropiada por un integrante de los servicios argentinos. Pese a que no logran que el periodista revele la identidad del represor, logran sí, el compromiso de que investigaría sobre el relato de la niña adoptada. Tres meses después el periodista brasileño concertó una entrevista entre Marta Castilla de Zaffaroni la madre de Jorge Zaffaroni y el ex militar argentino.
Los periodistas chilenos Marisol Santelices Altamirano y Hernán Dinamarca en el libro “¿Dónde Están? La historia de los 13 niños desaparecidos”, publicado por el diario LA REPÚBLICA en las páginas 50 y 51, dan una exacta versión de la entrevista entre Marta Castilla y el ex represor.
“-Yo salí de Argentina en 1979 por saber demasiadas cosas y en algún momento alguien iba a tener que cargar con las culpas. Pero no estoy arrepentido de nada porque aquello era una guerra.
-Pero ¿qué sabe de mi hijo?
-Yo sólo interrogaba, otros torturaban. A los uruguayos se los llevaron a su país, por lo que tiene que reclamarlo allá y no en Argentina.
- mi hijo? -preguntó la mujer con insistencia.
-Sobre su hijo no estoy bien informado. El y su esposa no eran terroristas, eran idealistas que vivían casi en la miseria..;:
- qué ocurrió con la niña adoptada que usted menciona en la entrevista?
-La adoptó un amigo.
En ese momento Marta Castilla le mostró una foto de Mariana. El ex militar cambió de actitud.
-Puede ser la niña. Pero no sé si quien la adoptó continúa viviendo en Argentina.
-Dígame el nombre de esa persona.
-No se preocupe señora porque si su nieta está en otras manos debe estar igual o mejor que con usted.
-Dígame el nombre de esa persona -insistió con rabia.
-Quien tiene la niña es un amigo y a él no lo traicionare.
Y dio por terminada la entrevista.”
Las acciones emprendidas para ubicar a Mariana en la Argentina a partir de la información brindada por este represor, finalmente dio resultados. La publicación de un aviso pago en el diario “‘Clarín” de Buenos Aires el 20 de mayo de 1983 con la foto de Mariana, sus señas personales y el relato del secuestro acompañado de las direcciones de Abuelas en Buenos Aires y CLAMOR en San Pablo para que se enviaran datos o informaciones, permitió que meses después se obtuvieran pistas firmes que culminarían con la ubicación de Mariana Zaffaroni en manos del agente de la SIDE Miguel Ángel Furci.
Pero lo que nos interesaba de estos hechos, era otra información brindada por el ex represor hace ya 23 años: A los uruguayos se los llevaron a su país, por lo que tiene que reclamarlo allá y no en Argentina. Si era cierto que Mariana había sido apropiada por un integrante del SIDE argentino, también debía ser cierto que a los secuestrados del PVP de setiembre y octubre de 1976, los habían llevado al Uruguay.
23 años después y habiéndose finalmente logrado la confirmación de esos hechos denunciados incansablemente durante todos estos años por parte de las fuerzas armadas, no sabemos quienes integraban ese vuelo, y dónde están.
¿Cuánto deberemos esperar?
¿Es construyéndoles confortables cárceles que el Estado contribuirá para que los criminales sigan guardándose el secreto de sus aberrante crímenes?
¿Es manteniendo la impunidad de la ley de caducidad, que alumbraremos los cambios con verdad y justicia?.