sábado, 1 de noviembre de 2008

En Argentina:Comienzan los alegatos en el juicio a la ESMA.



Publicado por T y Utopia nov 2008.


Con la presencia del represor Héctor Febres empiezan a realizarse en la Argentina los alegatos de los querellantes en la causa donde se enjuicia al mencionado represor de la dictadura argentina, Héctor Febres, ex miembro de los grupos de tareas que operaron en la Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA. El represor, que estuvo ausente durante las once audiencias donde casi 50 testigos dieron cuenta de su participación activa en las labores de inteligencia así como de su crueldad, ahora estuvo obligado a comparecer ante los alegatos de los querellantes y de la fiscalía, que se realizó. En esas jornadas, que son abiertas al público, se formulon las acusaciones en su contra por haber privado ilegalmente de su libertad y someter a torturas a ex detenidos desaparecidos. Febres también deberá estar presente el día 27 de noviembre cuando los defensores oficiales intentarán deslindar su responsabilidad penal.
Vastos testimonios de sobrevivientes, sindican además a Febres como el responsable de las prisioneras políticas embarazadas en la ESMA quienes al tener a sus bebés fueron hechas desaparecer así como sus niños dados ilegalmente en adopción.
En la última jornada de este juicio oral y público que lleva adelante el Tribunal Oral Federal Nº 5, un ex desaparecido, aseguró que de los 400 días que pasó en la ESMA, 300 o 350 de ellos vio a Héctor Febres. El ex detenido desaparecido declaró ayer que fue secuestrado el 6 de diciembre de 1978 cuando estaba en un bar en compañía de su ex mujer y también testigo en esta causa, y otros dos compañeros que hoy están desaparecidos. El sobreviviente afirmó que fue trasladado a un predio que luego identificó como la ESMA y que allí fue golpeado y picaneado en varias sesiones de torturas. Asimismo aseveró que entre los mismos represores, Febres tenía fama de sanguinario y así se lo dijeron los marinos : "Vos te salvaste porque no te agarró Febres".
Al comenzar su declaración, el ex desaparecido formuló diversos reclamos al tribunal, en primer lugar porque no se admitió la presencia de su hijo de 14 años en la audiencia, pero luego también por estar en condición de testigo en este juicio y no como víctima. Sostuvo que él no pidió ser torturado y que en cambio a " Febres nadie lo obligaba a nada, él elegía libremente ir todos los días a la ESMA para torturar". Tal como otros sobrevivientes, enfatizó que peor tortura que la picana era la vida diaria en la ESMA, "con los pies engrillados, manos esposadas y encapuchados, escuchando los gritos de los compañeros torturados, golpeados, sucios y humillados".
El ex detenido desaparecido también fue sometido a trabajo esclavo en la ESMA y denunció que en octubre de 1979 fue obligado a participar de una operación de prensa donde los genocidas quisieron fundamentar que no había tales desaparecidos y que los denunciantes estaban, en cambio "paseando por Europa". Se trató del operativo donde la prisionera Telma Jara de Cabezas fue conminada a decir que no estaba detenida sino exiliada, "para lo cual se montó una escenografía en una confitería porteña en cuyas mesas se ubicaron los represores para evitar que hiciéramos algo distinto a lo pactado". También denunció la apropiación de los bienes de los detenidos por parte de los genocidas y en concreto se refirió al marino Ricardo Cavallo que se robó el departamento de un compañero suyo desaparecido. El ex desaparecido fue liberado en enero de 1980, a pesar de que continuaron las visitas de control a su domicilio así como los llamados telefónicos.
El último testigo en declarar fue otro sobreviviente, quien había sido compañero de trabajo de Febres en una empresa de peritajes y seguros donde la víctima trabajó hasta que fue secuestrado "el 14 de junio del 77. Cuando salí del trabajo me encontré con mi esposa, como a eso de las 19, nos íbamos a casa en Villa Adelina, cuando en la calle Ucrania esquina Verdú, dos o tres personas se nos arrojaron encima, nos encapucharon, nos subieron a una camioneta de caja amarilla, y nos trasladaron a un lugar cercano", narró. Supo que Febres estaba en los grupos de tareas cuando era interrogado con intensa violencia física por una persona que le preguntaba "por mi trabajo y la gente que estaba ahí. Yo no entendía el significado de las preguntas, pero en ellas se notaba cierto grado de conocimiento de la empresa. En ese momento, me hizo sacar la capucha, y había un solo interrogador que era Febres, a quien reconocí como uno de los técnicos peritos que contrataba la empresa. Me hizo volver a ponerme la capucha, y dio la orden de que me subieran nuevamente a capucha. Ese fue mi contacto con el imputado", sostuvo. Y agregó que en ese momento se sintió condenado a muerte. "Era como si me dijera "yo sé que vos estás acá, vos sabés que yo estoy acá".
El ex detenido indicó que la ESMA estaba llena de ritualidades. "Los miércoles había traslados, esos días había un cambio en la actitud de los guardias, llegaban pidiendo por unos números, esa gente se levantaba y ya no la volvíamos a ver. Los martes era el día en que seleccionaban a la gente que iba a ser trasladada". El 22 de junio aproximadamente llenaron una ficha con sus datos personales y le asignaron el número 346, "o sea que había pasado de ser ciudadano, a ser secuestrado, a ser desaparecido, a ser un número".
Asimismo, aseveró que estando en la ESMA se perdía la noción del tiempo. "Yo inventé algo para darme cuenta del momento del día en el que estaba y tenía que ver con el sandwich de milanesa que nos daban todos los días a la misma hora. Inventé la unidad milanesa, eso me permitía ubicarme en el tiempo. Estuve las primeras semanas, acostado o sentado, ciego sin posibilidad de saber si era de día o de noche, sin saber si dormitaba o soñaba…", señaló.
Y concluyó diciendo que en la ESMA había un sistema "perfectamente institucionalizado. Había una guardia que cambiaba por día, alfa, beta charly, que rotaban, sobre ellos estaban los ayudantes que tenían responsabilidades especiales, por encima de ellos unos 6 ó 7 "Pedros", que eran los responsables de toda esa estructura que funcionaba allí dentro, de toda la logística".
Este juicio es el primero por delitos de "lesa humanidad" cometidos en la ESMA tras la declaración de nulidad insalvable de las leyes de obediencia debida y punto final y Héctor Febres, prefecto en retiro de la Prefectura Naval, está acusado por las torturas aplicadas a solo a varios detenidos, a pesar de que por la ESMA pasaron casi cinco mil presos políticos, la mayoría de los cuales fueron hechos desaparecer.
Una de las primeras palabras del Dr. Yanzón uno de los abogados de las victimas que abrieron la exposición del alegato, fueron: “…Reconocimiento a los testigos, a los sobrevivientes, por haber vencido el miedo, por haber narrado sus experiencias de vida…”.
Planteó, a su vez, la diferencia de escenario con lo que fue el Juicio a las Juntas, cuando los testigos sobrevivientes tuvieron que dar explicaciones sobre el por qué habían sido secuestrados. Tuvieron que transcurrir treinta años para que una barbaridad así no se repita; treinta años para darle paso a una justicia lenta, pero que anda; treinta años para entender parte de nuestra historia, donde las víctimas pudieran no sólo testimoniar sobre el horror vivido en los Centros Clandestinos de Detención, sino reivindicarse y reivindicar a todos los Militantes Populares, a los 30.000 Compañeros Detenidos Desaparecidos. “…Esto es consecuencia de muchos años de trabajo de muchos compañeros, del trabajo Internacional realizado en este sentido, de España, Francia, Italia, Alemania, Suecia…” resaltó Yanzón.
En este Juicio, no se les pidió explicaciones, aunque sí tuvieron ellos que explicarle al tribunal que la tortura no se reducía sólo a la aplicación de picana eléctrica, sino que la tortura, en sí misma, era estar, día y noche, en esos Centros de exterminio.
El Dr. Yanzón, prosiguió diciendo: “…Nos tenemos que conformar con este Juicio, pequeño, pero Juicio al fin (…) Tenemos la obligación de dar vuelta la historia, nosotros no queremos poca justicia…” En referencia no sólo al desmembramiento de la causa, que hace se juzgue a un solo represor por sólo cuatro casos, sino también a la actuación del Dr. Gordo, Presidente del Tribunal, quien durante el Juicio a Julio Simón, álias el Turco Julián; votó argumentando:”que el ejecutor directo tiene un grado de responsabilidad menor que el hombre que está atrás de esa orden”. Al respecto, el Dr. Rodolfo Yanzón, llamó a que esta vez su voto sea diferente, que se ajuste a los criterios correctos, entendiendo que ambos poseen el mismo grado de responsabilidad, por tratarse de una maquinaria así dispuesta para funcionar, “una máquina de matar”, donde todas sus piezas son fundamentales y necesarias para que así funcione.
Asimismo, realizó una precisa descripción de los roles en el Estado Capitalista, donde las figuras ideales nos señalan la supuesta división de poderes, donde los Jueces deben ajustarse a la Normativa y no a la realidad; esa condición imperante en tantos discursos donde se expone la neutralidad y objetividad como valores supremos. Discursos que llevan en sus raíces la bandera del no compromiso, disfrazado de objetivo: “Los jueces no tienen que estar desafectados de la conflictividad social (…) se tienen que hacer cargo del conflicto y del dolor social…tienen que ver cómo sopesar ese dolor…”.
La querella dejó en claro lo que fue el Estado de la dictadura, el Plan de Exterminio Sistemático, donde se cuestionaron los mecanismos de consenso social, y se fue contra ellos, intentando quebrarlos, “desaparecerlos”. No se trató de la respuesta a una oleada de violencia desatada por distintos grupos, blancos directos de las fuerzas represivas de la dictadura, mucho antes del surgimiento de las organizaciones populares. Este plan de exterminio ya estaba ideado y planificado. A propósito de esto, el Dr. Yanzón, citó un fragmento del testimonio de Basterra, un sobreviviente de ESMA, quien dijo: “…Lo que pasó fue Disciplinamiento Social, si no hubieran existido las guerrillas, también hubiese habido Plan de Exterminio…”. En los años 60, esta maquinaria de matar ya existía; en este sentido es que el Dr. Yanzón hizo mención de los Reglamentos Militares Secretos del año 1968 (derogados recién en el año 1995), una especie de ABC de la violencia, donde se detallaban y enseñaban los mejores métodos de tortura física y psicológica. Estos manuales de la muerte, estos reglamentos, son anteriores al surgimiento de las Organizaciones Armadas. En esos Reglamentos Militares Secretos ya se contemplaba la utilización de la tortura, el terror y la eliminación de personas.
El Dr. Rodolfo Yanzón, culminó su exposición con el envío de un mensaje claro, al que todos aspiramos: “El caso de Febres, y todos los represores, se ajusta a lo que fue un acuerdo de voluntades horizontales (…) Febres va a tener que responder por la totalidad de los crímenes, del primer día al último que estuvo en la ESMA (…) La responsabilidad de Febres no es menor que el de arriba, todos los que participaron son ejecutores directos…”
La Dra. Luz Palmas Zaldúa, representante de otra querella, fue la segunda en hacer uso de la palabra.
Su exposición refirió a la base fáctica, pruebas comprobadas sobre las funciones de la Escuela de Mecánica de la Armada, desenvolvimiento del Grupo de Tareas 3.3.2. y 3.3.3., funciones específicas del represor Héctor Febres, testimonios que dieron cuenta de la presencia de los cuatro sobrevivientes por los que está siendo juzgado Febres.
Conclusiones que llevaron a ratificar que Héctor Febres estuvo de manera permanente: secuestrando, torturando, viajando al exterior en busca de más prisioneros, encargándose de las embarazadas, decidiendo él el destino de los bebés nacidos en cautiverio, vigilando a los detenidos que salían en libertad, adjudicando trabajo esclavo, instrumentando las llamadas a los familiares y las visitas, llevando a prisioneros a puntos fronterizos, etc.
Fue ascendiendo dentro de la estructura de ESMA, de alumno ejemplar de Pernías, represor del que se decía era quien tenía más “horas máquina o más horas vuelo”, a Oficial de Guardia, Jefe del Sector IV, Encargado del Sector IV, “Intendente del Sótano”, como lo llamaban muchos detenidos.
“Febres debe responder en calidad de Coautor penalmente responsable, Coautoría Directa. Ha tenido en codominio funcional de todos los hechos, como los demás, operaban en conjunto, al formar parte de un Aparato de Poder Organizado”. Sostuvo la Dra. Luz Palmas Zaldúa; quien continuó diciendo: “Formaba parte de la estructura de poder de la ESMA, Ejecución del Plan Sistemático de Exterminio (…) En aquellos actos que no pueda responder como autor directo, sí deberá hacerlo como coautor. Se le pueden imputar hechos no realizados de mano propia, por acción u omisión; por no haber impedido la tortura, el secuestro, el trabajo esclavo, la muerte”.
La Dra. Palmas Zaldúa, cerró su exposición diciendo: “No podemos imaginar un escenario sin impunidad si no logramos llevar a juicio a Todos por Todos”.
Más tarde fue el turno de alegato de otra de las querellas a cargo de la Dra. Miriam Bregman y la Dra. Liliana Mazea.
Alrededor de las 17:00hs la sala comenzó a vaciarse, en medio de la emoción y el grito unísono de muchas voces, cuando sale de las entrañas el ¡ASESINO!, y del corazón el ¡PRESENTE!, por los 30.000 Compañeros Desaparecidos, ¡Presentes!, ¡Ahora! Y ¡Siempre!
No es conformismo práctico el celebrar un Juicio de estas características, es entender que las condiciones están dadas de este modo, y algo, es mucho más que nada. Sentar en el banquillo a un represor como Febres, por sólo cuatro casos, es un paso pequeño, y el camino se hace de a muchos pasos, pequeños algunos, y otros no. Seguir construyendo nos permitirá seguir andando, hasta sentar a todos los asesinos de la dictadura en ese banquillo del que nunca más deberán salir.
Aquí en Uruguay, donde seguramente cuando T y Utopía este en manos de los compañeros, se habrá materializado –con el procesamiento del Goyo Alvarez-, y hayamos recibido los restos repatriados de Argentina de Helios Serra, la lucha contra la impunidad y el olvido estará escribiendo un nuevo capitulo, cuyo galón más alto será cuando nos libremos para siempre de la ley de caducidad.
Raúl Olivera
Secretaria de DD.HH y Políticas Sociales PIT/CNT.